Hasta
ahora no me había parado a pensar la importancia que tiene la comunicación de
los resultados científicos, y es que, es cierto que si un descubrimiento o
avance científico no se publica, no “forma parte de la ciencia”, ya que nadie tendrá
conocimiento del mismo.
Así
que como consecuencia de las lecturas recomendadas he reflexionado a cerca del
tema y de todo lo que conlleva la redacción científica.
Es
cierto, que una de las características fundamentales de la redacción científica
es la CLARIDAD, pero a veces nos
esforzamos y obcecamos en el que el texto quede “bonito” introduciendo figuras
literarias, cuando realmente, lo que se tiene que conseguir es el que el texto
sea CLARO. Ello sin olvidar
que el LENGUAJE debe de ser el
adecuado, teniendo en cuenta, entre otras cosas, el público al que nos
dirigimos, para en consecuencia emplear un lenguaje más técnico y especializado
o, un lenguaje y un estilo más desenfadado.
Respecto a los artículos científicos me ha sorprendido la
rigidez de requisitos que estos deben de cumplir para ser calificados como tal,
ya que en el momento en el que falle uno de estos requisitos el texto que hemos
redactado será otro tipo de documento, pero NO un artículo científico. De este modo me gustaría rescatar en
esta reflexión la definición de artículo científico:
Asimismo
opino que la documentación científica ocupa un lugar fundamental en nuestra
labor como científicos. Entiendo que la labor de recolección, almacenamiento, selección
y, posterior difusión y utilización de todos aquellos documentos científicos es
primordial en nuestro quehacer diario, ya que gracias a ello y a las nuevas tecnologías
podemos acceder a aquellos artículos o documentos que más nos interesen sin
tener que “perder” tiempo en leer artículos que no tengan que ver con el
asuntos que estamos investigando, tarea en la que también debemos mucho a las bases de datos.
En
este último apartado de la entrada de hoy, me he decido a escribir unas líneas
sobre el método IMRYD y su aplicación
fuera de las barreras del artículo científico. En principio era un poco escéptica
en la aplicación de este método en los artículos científicos de mi rama de la
ciencia, las ciencias jurídicas, pero ahondando en su estudio me he dado cuenta
que estaba equivocada.
En
primer lugar, voy a “diseccionar” que se entiende por IMRYD:
- Introducción ¿Qué cuestión estudio?
- Método ¿Cómo se estudia el problema?
- Resultados ¿Cuáles fueron los resultados?
- Discusión ¿Qué significan esos resultados?
En segundo lugar, me gustaría extrapolar este método a la
ciencia del Derecho, concretamente a las SENTENCIAS
donde aunque con algunas matizaciones se puede reconocer esta estructura
narrativa:
- La Introducción, la podemos asemejar con los Antecedentes de hecho de una sentencia, en cuyo apartado se narran los hechos ocurridos y los problemas que se han planteado a lo largo de las diferentes instancias judiciales.
- El Método, en una sentencia lo aprecio en cada unos de los Fundamentos de Derecho en los que con la fundamentación jurídica correspondiente se estudia cada problema.
- Los Resultados se dan al final de de cada uno de los Fundamentos de Derecho, estimando o desestimando cada uno de los fundamentos del recurso interpuesto o problema planteado en el juicio.
- La Discusión, equivaldría en la sentencia al Fallo de la misma, en el cual se resuelve si se condena o no a la persona que corresponda, y en caso de ser condenada, cual es su pena.Me gustaría finalizar esta entrada con una frase de Robert Day:“Escribir bien un trabajo científico no es una cuestión de vida o muerte; es algo mucho más serio.”
Me encanta que te hayas fijado en eesa frase de Day, a mi me encanta y nadie más (que haya leído hasta ahora al menos) la ha resaltado.
ResponderEliminarMuy bien analizado que en el IMAD lo importante no es tanto cómo se llamen las secciones sino (diseccionándolo, como dices) cual es la estructura de la narración, y es muy interesante que las sentencias también utilicen esencialmente el mismo estilo narrativo.
Gracias por tu trabajo!