En esta entrada, en cuyo título se hace referencia a unas
palabras de William Thomson, tenemos que dedicar nuestra reflexión al sistema ciencia-tecnología-sociedad,
entendiendo el mismo, como un conjunto de elementos interrelacionados entre sí.
En un artículo publicado en el “Mundo científico” Ángel
Pestaña lo define como:
“Conjunto
estructurado de recursos y actividades relacionadas con la producción y
difusión del conocimiento científico y su incorporación a los procesos de
producción de bienes y servicios”.
Respecto
a los distintos aspectos de la investigación, me voy a centrar en la investigación denominada “BÁSICA” que es la que
realizamos los doctorados, y la que se ejecuta en las universidades.
En España esta investigación se encuentra
bastante desarrollada, y es, a través de los estudios de las siguientes
instituciones, donde se evalúan los datos, que nos permiten llegar a esta
conclusión. Instituciones como, por ejemplo, el observatorio de I+D+i de la FECYT que ayuda a entender, rendir
cuentas y avanzar de forma planificada en la mejora del Sistema Español de Ciencia,
Tecnología, y Empresa (SECTE), o ICONO
que surge de la necesidad de medir la evolución de los indicadores relacionados
con ciencia e innovación que permita aportar datos objetivos sobre la evolución
del modelo productivo hacia una economía innovadora.
Sin
embargo, el sistema español de ciencia y técnica adolece de una articulación
defectuosa entre dichas actividades de investigación básica y las actividades
de desarrollo, lo cual lleva a un predominio de la Investigación sobre el
Desarrollo, en el binomio, de sobra conocido, I +D. Binomio al que, en los
últimos años, se ha incluido una nueva letra, la i, quedando de la siguiente
forma:
I
+ D + i = Investigación + Desarrollo + innovación
Respecto
al resto de la investigación atendiendo a la Base de Datos del ISI, el cual se
ha convertido en el estándar internacional para medir la producción científica,
se calcula que España podría alcanzar la media europea, en el año 2020/2040.
Finalmente,
haciendo referencia al informe de FECYT sobre la cultura científica y la
percepción social de la ciencia, las conclusiones que me gustaría destacar son:
la imagen positiva que los
ciudadanos españoles tienen de la ciencia y de la tecnología, como base para un
desarrollo económico-social del país, así como la creciente curiosidad acerca de dichas
materias, que les lleva a buscar sobre determinados temas en Internet, ya que
destacan que los medios de comunicación muestran poca atención a la información
científica. Y, por último, prefieren que el esfuerzo investigador se centre en
el ámbito médico,
concretamente, en la cura o lucha contra enfermedades que afectan gravemente a
nuestra sociedad. Lo cual, muy a mi pesar, ya que yo me dedico al Derecho, es
perfectamente entendible, ya que la salud es en la mayoría de las personas lo
primordial, para, posteriormente, poder atender a otros ámbitos de la vida en
sociedad.